lunes, 18 de junio de 2012

Obstáculo

Yendo a la cocina, veo a Mateo cuerpo a tierra, abajo de un sillón, estirando la manito tratando de alcanzar con sus deditos de leche el cochecito de madera, azul petróleo. Sin pensarlo, me acerqué y corrí el sillón dejando al descubierto por completo la escena. El, desde el suelo, todavía con su bracito estirado, levantó sus ojos redondos ciruelas y me miró seriamente. Se levantó dignificado, volvió el sillón a su lugar y se tiró cuerpo a tierra a tratar de recuperar su cochecito de madera, azul petróleo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Soy...

Soy los granos de arena que quedaron en el bolsillo de tu campera de aquellas vacaciones.
Soy el resto de salsa de soja con wasabi, de tu cena romántica.
Soy la mancha, que no sale.
Soy el número que ya no marcás para llamar.
Soy el resto de jabón en polvo de la gabeta de tu lavarropas.
Soy la caspa, que dejaste caer sobre tu buzo negro y aunque la sacudas sigue ahí.
Soy el beso que le das a alguien que te acaban de presentar.
Soy el arranque de tu auto cuando no arranca.
Soy lo que quedó en el vaso de cerveza que decidiste dejar de tomar.
Soy el timbre que no suena para decirte lo que siento.
Soy la salpicadura de dentifrico en el espejo de tu baño.
Soy la plantilla sin par, que espera su destino en el fondo del placard.
Soy la telaraña que se formó en la punta más alta de tu casa.
Soy el ticket del peaje en la bolsita que cuelga de la caja de cambios.
Soy el barro de tu guardabarros.
Soy el recuerdo que guardas en la caja de recuerdos.
Soy la ropa que usás cuando todos tus prendas favoritas están para lavar.
Soy el sobre de mayonesa que guardás en la heladera.
Soy la servilleta del bar que frecuentas.
Soy el aserrín de tus repisas de aglomerado.
Soy todo lo de segunda en tu vida de primera.
Soy todo eso....
Soy todo eso........y mucho más.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Baba y galletita

El último pedazo de tu galletita, es a vos como a mi, tu pancita de pan de leche....
Aceptas gustoso la galletita mediomañanera que le sigue a la mamadera, la galletita sabe esperar su turno, porque no la podemos mojar en la leche, no todavía.
El primer mordisco es tajante, seco, para después ir fundiendola en saliva y deditos que tratan de clavarse en ella, como los palitos que sostienen las banderas imaginarias en los castillos de arena.
Pero hay un momento....y ese es mi debilidad, donde queda el último trocito. Es demasiado chico para seguir mordiendo, pero muy grande para tu boquita.
Y ahi comenzas el ritual mas chancho y mas parecido a lo que siento por vos.
Contra todo pronóstico, metés lo que queda de la galletita mediomañanera en tu boca, para derretirlo, y que caiga al piso entre goteos de baba y vainilla. Ahi va tu manita gordita, torpe y precisa, a tomarlo y volverlo a tu boca, que quedó abierta desde el momento en que todo se volcó y desborda la concentración de tus deditos por las comesuras.
Esto lo repetis tantas veces, sea necesario, hasta que me sorprendes mirandote como escondida y coronas tu ritual mediomañanero con una sonrisa de baba y galletita.

domingo, 12 de junio de 2011

Dejarnos ir

Como dos soldados heridos, caímos tirados en la cama, cada uno en un extremo, pero cada uno con el otro.

Nos miramos fijamente.

Por fuera de nosotros todo simplemente funciona igual, por dentro de nosotros el tiempo corre lento, el silencio nos envuelve, sentimos el peso del final.

Estiro mi mano y agarro su pierna, para sostenerlo en caso de que su ternura lo derrame sobre el borde del colchón.

Desde la punta me contempla. Pestañea suave. Abatido y enamorado, solo me mira, tratando de inmortalizarme. Aferrado a mi imagen, como si el simple hecho de mirarme, le asegurase no perderme nunca más.

Desde la otra punta, lo sostengo. Pestañeo suave. Cansada y enamorada, solo lo miro, tratando de protegerlo hasta el final. Aferrada a su pequeñez tratando de no dejarlo caer, como si mi fuerza cansada, mi sola intención pudiera traerlo hasta mí.

No queremos despedirnos.

Nos miramos y nos retenemos.

Nos amamos y nos lanzamos a soñar.


Buenas noches, Má.
Buenas noches, Mateo.

lunes, 26 de julio de 2010

Lágrimas

- El Ramiro cava ligero.- le dijo Tony al patrón.
Ramiro y Tony se conocen desde chicos. Comparten el enrejado que divide el fondo de sus casas. Enrejado, que pone freno al instinto amatorio de sus perros.
"El Ramiro", como lo llaman en el pueblo, vive con su madre en un rancho de chapa, implantado en un terrenito de la calle Reina Margarita en Tres Arroyos. Su padre se dedicó durante años a fajar a la vieja; hasta que un día, se fue vaya a saber uno dónde.
Ramiro es una persona muy tranquila. Nada lo hace modificar el compás que marca el ritmo de sus pasos.
Por las tardes, mientras su madre cose, él ceba mate. Entre mate y mate, la observa y piensa. Nunca se sacaron una foto juntos.
Las palmadas de Tony, lo sacan de sus pensamientos.
-Rami, el patrón busca cavadores, le dije de vos. Te quiere ver.- dice.
Sin decir una palabra, caminan al descampado, donde lo espera el capataz.
El jefe puso todas las condiciones. Ramiro, con la mirada perdido, sólo asintió.
Al cabo de una semana, de cavar día y noche, retira la paga.
Cuando volvía a su casa, entra a la tienda "La piedad", la más grande de Tres Arroyos. Saluda apenas con un gesto y le entrega veinte pesos a la vendedora, de los cincuenta que se acaba de ganar. La empleada saca un paquete de abajo del mostrtador, le despega un papel con cuentas garabateadas, lo coloca en una bolsa y se lo da.
Llega a su casa, se para frente al espejo y peina su pelo con agua.
El peine gotea el mantel plástico y pegajoso. El agua realza la negrura de su pelo y el blanco de la caspa.
Saca de la bolsa una cámara fotográfica y se para al lado de su mamá. La mira, la besa y al oído le dice:- Sonría mamita.
El flash le saturó los ojos.
El Ramiro, está llorando.

viernes, 2 de julio de 2010

Como pasa el tiempo

Día lunes.
Abuela Ana: Que tal en la escuela, Juanita? (Juana revolea los ojos)
Yo: Y, mirá, el viernes mandaron una nota pidiendo por cuarta vez que hablemos con Juana, con respecto a su comportamiento en clase, juega, habl....
Juana: Ay por favor, abuela, ella siempre está con cosas del pasado!!

miércoles, 2 de junio de 2010

Puertas

… Era una habitación con puertas de todos los tamaños, materiales y estilos imaginados. Había una de pasto, de ella asomaba una oveja que masticaba su borde; otra de cristal en la que se deslizaba la lluvia formando pequeños ríos y afluentes. Había puertas de hierro, cartón, chapa, flores, tijeras y hasta una hecha con los engranajes de varios relojes, que si daba vuelta la llave un cu cu salía de la mirilla al grito enloquecedor de ¡No hay nadie! ¡No hay nadie!. Eran muchas, sin embargo, una llamó mi atención de forma poderosa, la puerta de barquillo.
Recordé mis días de playa, cuando un hombre vestido de blanco con un tambor timbero, de lata despintada, giraba la suerte de los trozos de masa en una ruleta tan inestable como improvisada. Y allí estaba él!, detrás de esa puerta estaba él!, con su mirada me invitó a dar una vuelta a la ruleta del tambor timbero, sin decir una palabra. Cerré los ojos, y escuché el mar y el bullicio de la playa, tanteando empujé la flecha de hojalata….Cuando abrí los ojos, la puta flecha decía No ganaste nada! El hombre se reía. Y yo salí, con la cabeza gacha.