Siempre comparaba la punta de sus zapatos, con el pico de un pájaro.
El único par que había alcanzado a comprar.
Desde que esta idea era su obsesión, no podía deslizarse sino era con pasos cortos.
Ingenua, creía que esto podría disimular el vacío angosto en el que convivían, día tras día, los dedos de sus pies.
Todos los ámbitos que Margarita frecuentaba, que no eran ni muchos, ni pocos, aunque sí cada vez menos, lucían nerviosos al presentirla llegar.
Olga, es quien más lo sufría, con sus anteojos verdes y opacos, casi no la miraba.
-Margarita camina bien, le decía, todas las mañanas después del desayuno y justo antes que atraviese la puerta para ir a trabajar.
-Margarita.......dá pasos largos.
Próximas acciones y colaboraciones
Hace 15 años

No hay comentarios:
Publicar un comentario