miércoles, 2 de noviembre de 2011

Soy...

Soy los granos de arena que quedaron en el bolsillo de tu campera de aquellas vacaciones.
Soy el resto de salsa de soja con wasabi, de tu cena romántica.
Soy la mancha, que no sale.
Soy el número que ya no marcás para llamar.
Soy el resto de jabón en polvo de la gabeta de tu lavarropas.
Soy la caspa, que dejaste caer sobre tu buzo negro y aunque la sacudas sigue ahí.
Soy el beso que le das a alguien que te acaban de presentar.
Soy el arranque de tu auto cuando no arranca.
Soy lo que quedó en el vaso de cerveza que decidiste dejar de tomar.
Soy el timbre que no suena para decirte lo que siento.
Soy la salpicadura de dentifrico en el espejo de tu baño.
Soy la plantilla sin par, que espera su destino en el fondo del placard.
Soy la telaraña que se formó en la punta más alta de tu casa.
Soy el ticket del peaje en la bolsita que cuelga de la caja de cambios.
Soy el barro de tu guardabarros.
Soy el recuerdo que guardas en la caja de recuerdos.
Soy la ropa que usás cuando todos tus prendas favoritas están para lavar.
Soy el sobre de mayonesa que guardás en la heladera.
Soy la servilleta del bar que frecuentas.
Soy el aserrín de tus repisas de aglomerado.
Soy todo lo de segunda en tu vida de primera.
Soy todo eso....
Soy todo eso........y mucho más.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Baba y galletita

El último pedazo de tu galletita, es a vos como a mi, tu pancita de pan de leche....
Aceptas gustoso la galletita mediomañanera que le sigue a la mamadera, la galletita sabe esperar su turno, porque no la podemos mojar en la leche, no todavía.
El primer mordisco es tajante, seco, para después ir fundiendola en saliva y deditos que tratan de clavarse en ella, como los palitos que sostienen las banderas imaginarias en los castillos de arena.
Pero hay un momento....y ese es mi debilidad, donde queda el último trocito. Es demasiado chico para seguir mordiendo, pero muy grande para tu boquita.
Y ahi comenzas el ritual mas chancho y mas parecido a lo que siento por vos.
Contra todo pronóstico, metés lo que queda de la galletita mediomañanera en tu boca, para derretirlo, y que caiga al piso entre goteos de baba y vainilla. Ahi va tu manita gordita, torpe y precisa, a tomarlo y volverlo a tu boca, que quedó abierta desde el momento en que todo se volcó y desborda la concentración de tus deditos por las comesuras.
Esto lo repetis tantas veces, sea necesario, hasta que me sorprendes mirandote como escondida y coronas tu ritual mediomañanero con una sonrisa de baba y galletita.

domingo, 12 de junio de 2011

Dejarnos ir

Como dos soldados heridos, caímos tirados en la cama, cada uno en un extremo, pero cada uno con el otro.

Nos miramos fijamente.

Por fuera de nosotros todo simplemente funciona igual, por dentro de nosotros el tiempo corre lento, el silencio nos envuelve, sentimos el peso del final.

Estiro mi mano y agarro su pierna, para sostenerlo en caso de que su ternura lo derrame sobre el borde del colchón.

Desde la punta me contempla. Pestañea suave. Abatido y enamorado, solo me mira, tratando de inmortalizarme. Aferrado a mi imagen, como si el simple hecho de mirarme, le asegurase no perderme nunca más.

Desde la otra punta, lo sostengo. Pestañeo suave. Cansada y enamorada, solo lo miro, tratando de protegerlo hasta el final. Aferrada a su pequeñez tratando de no dejarlo caer, como si mi fuerza cansada, mi sola intención pudiera traerlo hasta mí.

No queremos despedirnos.

Nos miramos y nos retenemos.

Nos amamos y nos lanzamos a soñar.


Buenas noches, Má.
Buenas noches, Mateo.